El coro se oye desde lejos, aunque usted no ponga los pies más allá de la reja de la escuela. “Las que no terminan en n, s o vocal” recitan casi 30 voces, después de que la maestra solicitara repasar las reglas de la acentuación.

Tienen apenas ocho años y ya se lo saben de memoria, aunque la mayoría de ellos pase luego las pruebas de ingreso a la universidad sin saber acentuar correctamente una palabra llana.

Así lo manifiesta la tesis doctoral de Tomás Alberto Isaac Quesada, quien en la Sede Manuel Ascunce Domenech de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez estudió, hace cinco años, las habilidades ortográficas de los estudiantes nada más y nada menos que de la carrera pedagógica de Español-Literatura, y observó en las libretas de notas entre 42 y 78 errores en solo tres clases.

Y el problema se puede constatar lo mismo hacia el futuro que en retrospectiva, puesto que la presente investigación periodística halló suficiente evidencia de que los conocimientos sobre ortografía en la primera enseñanza tienen deficiencias basadas en la manera de abordarlos y la preparación de los docentes a su cargo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *